Adiós 2010...

Dos mil diez, a decir verdad un año bastante extremista. No fueron muchas las glorias que tuve, más fueron las tristezas y decepciones, pero aún así, suelo sacar lo bueno de lo malo e intentar con ello aprender y a pocas horas de que finalice, dejo plasmado en palabras todo lo que significó para mi.

Comenzaste siendo lo que creía un año bastante especial, apostaba lo que tenía a que todo sería ideal. Me trajiste noticias buenas, noticias que acepté, que costaron bastante y que cuando las había hecho mías, las arrebataste sin pedir siquiera pedirme perdón. Quizá, ese fue el hecho que marcó este año mi vida, como algo tan bonito, se podía transformar en uno de los dolores más grandes que he conocido. Todos quienes supieron, me dijeron que "todo pasaba por algo", que era "lo mejor que podía haberme pasado". A casi diez meses de lo ocurrido, aún no creo esas palabras, me saben a consuelo y un consuelo impuesto por quienes jamás se percataron de lo que en verdad logré sentir. Aún así, lo acepté y hoy me queda la enseñanza, de no volver a creer tan ciegamente, de no vestir de príncipes a sapos, por más que uno tenga la necesidad de sentirse feliz, hay que velar siempre por uno, luego por otros.

En el aspecto académico, nada que decir. Suelo ser bastante exigente conmigo misma y cuando veo que las cosas no salen como quiero, me frustro y tiendo a querer abandonar rápidamente la misión, es uno de mis grandes defectos. A pesar de todo, de los problemas económicos, de los problemas familiares, que en un momento parecían iban a arruinar mi recorrido, finalmente logré superarlos, logré egresar y hoy por hoy, sólo me resta terminar mi seminario para finalizar una de las etapas más importantes de mi vida, uno de los desafíos más grandes que trae consigo este dos mil once.

Este año conocí varios tipos de personas, conocí personas que no necesitan a nadie, pero aparentan lo contrario, personas que mienten a los ojos incluso con lágrimas en los de ellos, personas que no confían en si mismas valiendo demasiado, personas que luchan cada día para lograr lo que quieren, personas que son ciegas y tienden a creer que el mundo está en su contra cuando le dicen la verdad, personas que aman sin pedir nada a cambio, personas que están dispuestas a dar la vida por los animales, personas necesitan creer en algo para seguir el camino, en fin, muchos tipos de personas.
En algún momento de este año, debo reconocer que odié a un tipo de persona en especial, las personas que mienten para obtener lo que desean. Si hay un tipo de personas que aborrezco es justamente ese tipo de personas, puesto que son lo contrario a mi. Siempre me ha caracterizado por decir la verdad, incluso sabiendo que ello no me traerá nada bueno. Me gané enemigos por abrir la boca, pero no me arrepiento, no me importa si me creen mentirosa, todos en el fondo sabemos lo que somos y sabemos cuánto valemos, yo de eso estoy segura y una persona o dos, no cambiarán lo que soy ni disminuirán lo que valgo.
Pero hubo un tipo de personas que conocí y que cambiaron mi vida para mejor, conocí personas con mis mismos ideales, personas dispuestas a dar todo lo que tienen por un ser indefenso, personas de muy buen corazón y agradezco a la vida haberlas puesto en mi camino. Me hicieron abrir los ojos y darme cuenta que nunca estuve sola, que desde que aparecieron en mi vida, me dí cuenta que nunca debo rendirme. El sólo hecho de saber que existen, me motiva a seguir luchando día a día por los animales y me dan la fuerza para aferrarme más que nunca a mis sueños, a luchar por ellos, a vivir para hacerlos realidad.

Este año murió una de las personas que más me ha demostrado que con esfuerzo y trabajo en la vida, uno puede lograr tocar el cielo, mi abuelo. Si bien, nunca fui cercana a él, eso no fue un impedimento para saber el tipo de persona que era. Una persona bastante introvertida, de pocas palabras, pero de grandes logros. Sólo me resta decir que mi abuelo me demostró que ser un don nadie en la vida, es elección de cada uno, todos podemos cambiar nuestro destino, con esfuerzo, con sacrificio, con esmero se pueden tocar las estrellas. Donde sea que hoy descanse su alma, sólo pedir que tenga paz, porque después de tantos años, se lo merece.

Si bien el dos mil diez me trajo mucha amargura, la aprendí a aceptar, crecí como persona y maduré ciertos aspectos que tenía olvidados. Ya no odio a nadie, ya perdoné, no sólo a quien más daño me hizo, sino a mi misma. Me perdoné el hecho de ser tan ingenua, de haber sido tan arriesgada, es un acto de amor, pero aprendí que uno debe arriesgarse, cuando estamos seguro que esa personas se arriesgaría por nosotros.

Dos mil diez, llévate contigo todas las penas, las frustraciones y las decepciones y deja a mi lado todo lo que aprendí, lo que crecí y las buenas personas que aparecieron en mi camino. Ya no queda nada para que te vayas, y aunque bien un cambio de calendario no es un cambio de vida, sé que estoy más preparada para ser mejor =)